Siendo, ahora mismo, la 1:00 am (Madrid + 2:00 GTM) del 1º de Octubre y con exactas 24hs de reflexión post-partido, creo que hay muchas lecturas que se pueden sacar del frío 54-15 que ayer dejo el marcador del estadio único tras los 80 min de test-match. La primera y mas clara es que Nueva Zelanda es un mas justo campeón de esta primera edición del nuevo “Rugby Championship”. Resulta completamente envidiable el hambre de títulos que siguen teniendo los All Blacks cada vez enfrenta cada uno de los test-match que el calendario les pone delante. La combinación optima de técnica y rigor físico que proponen los hombres de negro suele resultar demasiado contundente para cualquiera que decida enfrentarlos bajo las reglas del Rugby Union. Suyos son los récords de regularidad y de títulos globales en todas las modalidades que el Rugby moderno puede ofrecer. Pero esta claro que vivir al limite de la estadística y los récords pasa factura, y sino hablen con Sergei Bubka a ver que les cuenta. Yo creo que existe una segunda y mucho mas interesante lectura del partido de anoche. Lo que se vivió ayer en el estadio de la plata, a mi entender, fue un choque brutal de presiones históricas de ambos equipos. Esta claro que sobre el papel hablamos de historias y realidades diferentes, pero si buscamos un nexo de conexión entre esas historias y realidades asimétricas, yo creo que la presión que vive y soporta cada equipo es un punto sobre el que debemos detenernos y reflexionar.
Exactamente veinticuatro años le tomo a NZ revalidar su condición de favorito mundial en la elite del deporte ovalado. Veinticuatro años donde a pesar de arrasar con las competiciones y las giras anuales, los mundiales se les resistían de cuatro en cuatro y la tras cada fracaso la presión aumentaba en los siguientes 4 años de preparación. Para cualquiera que pueda entender la presión que suponen esos 24 años para una nación que respira Rugby en cada uno de sus alvéolos, le resultara entendible ver como el equipo neocelandés intenta arrasar a su rival en cada partido que disputa. Es algo completamente lógico y por supuesto producto de esa presión por tener que revalidar en cada partido esa inusual condición de favorito. Digo inusual, por que para cualquier otro deporte igual resulta raro que el favorito mundial sea el que, hasta hace muy poco, menos coronas mundiales ostentaba. Recuerdo la edición 2008 del antiguo torneo de las tres naciones donde el actual campeón mundial, Sudáfrica, doblego a los All Blacks en todos y cada uno de los partidos del torneo y finalmente se alzo con el titulo del hemisferio. En ese momento Sudáfrica era bicampeon mundial y así y todo la prensa seguía hablando de Nueva Zelanda como principal favoritos para llevarse ese torneo. Era algo increíble, y que yo al menos no he visto en ningún otro deporte. Empezó el torneo, y partido tras partido, la presión no era para el bicampeon mundial sino para los probres All Blacks a los que les exigía derrotar a Sudáfrica para evitar el papelón internacional. Esta claro que lidiar con esa presión ha hecho de Nueva Zelanda el gran equipo que es hoy; pero aun quitandose la espina de segundo mundial en 2011 los All Blacks no pueden descansar. Siguen peleando contra una presión que les exige partido a partido intentar coronar una cima falsa que año tras años crece un poco mas.
¿Y que tendrá que ver todo esto con Los pumas?¿Como se puede comparar la presión de los ultra-favoritos All Blacks, con la de un debutante como la Argentina? Yo creo que si analizamos el camino de Los Pumas hasta este debut histórico en el Rugby Championship podemos encontrar una similitud muy importante en el papel de la presión sobre los resultados deportivos. A Nueva Zelanda le costo veinticuatro años revalidar su corona mundial de 1987. A la Argentina le tomo la mitad de esos años tan solo lograr clasificarse para disputar por primera vez una segunda ronda de un mundial (1999). Ocho años mas tarde, en 2007, asombro al mundo del rugby con un tercer puesto completamente inesperado, y que le permite pasar a formar parte del top ten mundial de equipos. Recién cinco años mas tarde de esa hazaña consigue una invitación formal para disputar por primera vez en su historia un torneo anual con las principales potencias de su hemisferio. En total son veinticinco años de esfuerzos y resultados deportivos que le permitieron alcanzar la cima de su particular montaña.
En esos veinticinco años, la historia de la presión por los resultados deportivos, en escénica, no dista mucho de la que sufrieron los All Blacks antes de consagrarse campeones mundiales en 2011. Esta claro que en ambos casos los objetivos son completamente diferentes, por un lado estamos hablando de consagrarse bicampeon mundial y por el otro de simplemente conseguir acceder a una dinámica de competencia internacional que permita continuar con el desarrollo y asentamiento del equipo en la elite mundial del rugby. Pero si nos fijamos en lo determinantes que han sido los resultados deportivos para ambos proyectos, podremos ver que la presión por obtenerlos ha sido muy similar en ambos casos. Por un lado tenemos un equipo que salía a la chancha teniendo que revalidar su titulo de favorito mundial; y por el otro tenias un equipo que en cada partido se jugaba sus posibilidades de desarrollo e ingreso en la elite mundial. Si lo simplificas te encuentras con dos equipos obligados a ganar todos sus partidos para mantener vivos sus radicalmente opuestos objetivos. Ya sea para demostrar fortaleza competitiva o para demostrar que se podía competir al nivel de los mejores, cada resultado obtenido afectaba de igual forma a ambos proyectos. Las victorias servían para calmar los reclamos y demostrar fortaleza por un lado, y para aumentar la ilusión y seguir sumando hazañas que demostraran las posibilidades de competir en la elite por el otro. Por contra las derrotas eran sobredimensionadas y enseguida espoleaban todo tipo de dudas y fantasmas sobre la viabilidad de ambos equipos.
Al igual que el corona mundial obtenida por los All Blacks en 2011, la inclusión de los pumas por primera vez en el Rugby Championship debería suponer en cierto modo la culminación de ambos proyectos. La coronación de la cima por la que tanto lucharon ambos equipos. Pero en cierto modo, la presión es lo que da sentido a la competencia y desgraciadamente muta tan rápido que muchas veces, logros tan importantes como los que mencionaba antes se vuelven efímeros ante los nuevos retos que aparecen el el horizonte de ambos proyectos. Volvemos a la idea de la falsa cumbre, que es imposible de coronar.
Para los Pumas la tan ansiada participación en el Rugby Championship es una realidad mas que asentada, y a pesar de que costo veinticinco años de esfuerzos y buenos resultados, a día de hoy vuelve a ser insuficiente. A día de hoy, la presión a mutado y lo que manda hoy es perseguir el nuevo objetivo de la primera victoria y por supuesto es algo de lo mas bueno y saludable. De nada servirán los esfuerzos pasado si solo nos regodeamos en lo obtenido y se aceptan derrotas como dignas. La presión por el nuevo objetivo es lo que nos llevara a esforzarnos mas, a jugar distinto, a ir mas allá de lo que ya hemos ido y seguir dispuestos a cambiarlo todo por un poco mas.
En el partido del Sábado, por unos minutos los pumas rozaron una nueva hazaña. Por unos minutos golpearon primero al campeón y se vieron dispuestos a pelear de igual a igual un partido por el que había luchado mucho por poder disputar. Pero enfrente había un equipo tan hambriento de presión como ellos, y que después oler la sangre del primer try de landajo no dudo ni un segundo en ir a luchar por revalidar su titulo. Una lucha de igual a igual por presiones y ambiciones que solo durante 80 minutos pudo igualar dos realidades completamente distintas.
A mi entender los 54 puntos que ayer encajo Argentina es lo mas positivo que este Rugby Championship ha podido aportar a los Pumas. Ayer, por primera vez ser vio el fruto de la nueva mutación de la presión, y la nueva cima que hay que coronar. Ayer se vio a un equipo argentino que lo arriesgo todo para ganar de una forma que aun no ganado a nadie todavía. Se vio a un equipo que por momentos se olvido de que enfrente tenia a los All Blacks, y que se olvido de que cada error se factura en puntos en contra. Se vio a un equipo que quería ganar jugando y no con los errores que cometiera el rival. Se vio un cambio de chip bestial en la forma de encarar los partidos, y que es meritoria en todo sentido. Por supuesto que hay que trabajar en los errores y pulir millones de defectos que mostró ayer el equipo, pero para eso es para lo que una competición anual sirve. La nueva presión que encara el equipo es ganar, pero no ganar de cualquier forma y a cualquier precio. Hay que ganar al nivel que exigen las potencias y sobre eso es sobre lo que toca ahora trabajar. Toca aprender de equipos que llevan gestionando esta nueva presión desde hace décadas, y que se juegan nuevos proyectos en cada test y en cada torneo.
Aunque suene muy raro, yo creo que debemos disfrutemos conscientemente (amargura incluida) de lo que fue la primera gran derrota de este nuevo equipo. Esta mas que claro que si seguimos por este camino, la victoria de este nuevo proyecto es solo una cuestión de tiempo...


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